domingo, 13 de julio de 2008

Crítica: "La vida de los otros"

Hace poco tuve la oportunidad de ver una gran película alemana premiada con el Oscar a la mejor película extranjera en 2006: "La vida de los otros".
La historia se centra en la RDA años antes de la caída del muro de Berlín. Un país donde la libertad era impedida por un Gobierno autoritario y poderoso. La Stasi, su brazo policial, mantenía el orden y controlaba todas las posibles manifestaciones críticas al Régimen.
En ese ambiente se mueve esta pequeña historia. Una relación sexual entre un alto cargo y una actriz reconocida provocará una vigilancia absoluta contra el novio de ésta. Pero el ser humano en muchas ocasiones no puede evitar sentir aprecio por alguien ó simplemente respeto. El espía de la Stasi acaba entablando amistad con el vigilado, una amistad en el anonimato.
El desarrollo de la historia es lógico pero aunque sea contradictorio también resulta sorprendente. Los acontecimientos se desarrollan de tal forma que nadie tiene control sobre lo que está sucediendo.
La dirección es portentosa. Si algo distingue a esta labor en el cine del norte de Europa es su compromiso con el guión. El relato está perfectamente narrado por el director; su labor es sobria, segura y certera. No echamos en falta ningún plano, no queda nada en el tintero. No pretende (como sucede con algunos directores del resto de Europa) su autodeleite los planos imposibles, redescubrir cada imagen.
En este caso eso no sucede. Se limita, como si fuera poco, a contarnos algo de la mejor forma posible. Los actores saben en cada momento cómo interpretar, cuál es su situación dentro de la película.
Y todo ello hace que acabemos teniendo una película redonda; altamente recomendable para los amantes del cine.
José Daniel Díaz

1 comentario:

  1. comparto tu opinión, la amistad unilateral del stasi, como ves que un personaje que prácticamente no tiene diálogos, te muestra cómo va sacando a flote la humanidad y la sensibilidad que tenía escondida... una gran gran peli que hay que tener en casa para acordarse de vez en cuando por qué el cine es un arte.

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