Desde 1924 hasta 1972, Hoover ocupó la dirección general del FBI. Reestructuró un departamento oxidado para convertirlo en un auténtico equipo de investigación. Siete presidentes pasaron por sus ojos durante su mandato y, gracias a oscuros secretos que guardaba con mucho celo, sobrevivió a todos ellos. Sus artimañas, su orientación sexual y su marcada personalidad se retratan con destreza en "J.Edgar".
Cuando te adentras en la historia de la vida de alguien, cinematográficamente debes centrarte en alguna época concreta para no excederte en el metraje ni resultar excesivamente disperso. Si en "La dama de hierro" el foco estaba en la madurez y vejez (con un pobre resultado en mi opinión), en la película que nos ocupa el espacio se amplía desde que se hace cargo del FBI hasta su muerte.
Buena parte del éxito de la película viene dado por una interpretación magistral de Leonardo di Caprio y lo cierto es que nos estamos acostumbrando a su buen hacer. Su "olvido" en los Oscar no puede entenderse de otra forma que como un error más (y son unos cuantos) de una Academia más pendiente de dónde vienen los vientos que de un análisis exhaustivo de los trabajos presentados.
Al margen de esto, el actor americano se introduce en el cuerpo de Hoover ofreciendo un espectáculo interpretativo de gran altura. No puede ser casualidad que directores del nivel de Eastwood, Scorsese, Scott, Tarantino, Mendes ó Nolan le hayan requerido para sus títulos.
Acierta Clint al mostrar las luces y sombras de Hoover. Desde una postura objetiva y neutral, el enfoque es biográfico, dejando que sea el personaje el que se defina por su actos. Como siempre los planos son certeros y, en algunos casos, sublimes. Si a todo eso unimos una cuidada ambientación, el aprobado final se supera con creces.
Recomendable para los amantes del buen cine histórico, ése que disfrutas y aprendes a partes iguales.
Puedes ver el tráiler pinchando aquí
José Daniel Díaz
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