domingo, 2 de febrero de 2014

Crítica: "Al encuentro de Mr. Banks"

 

14 años. Ese tiempo le costó a Walt Disney convencer a la escritora australiana P.L.Travers para que cediera los derechos de su novela "Mary Poppins" a la gran productora americana. Tanta insistencia es motivo suficiente para traer a la gran pantalla tan peculiar historia. John Lee Hancock dirige a dos leyendas de la interpretación como son Tom Hanks y Emma Thompson para retratar una historia tierna y emocionante que nos devuelve el cine más clásico.


Seguramente más de uno, tras ver "Al encuentro de Mr. Banks", desempolve su DVD y vuelva a recuperar a esa niñera mágica que llegaba a una casa necesitada de ilusión para devolver la inocencia a los adultos. El director, que ya nos despertó interés en la notable "The blind side", demuestra mucho respeto y corazón. Con el sello Disney por todas partes, su corrección es su mayor enemigo.

Como decía, su poca credibilidad nacida de la subjetividad en la narración y desarrollo de los personajes, ensombrece levemente su nota final. Por contra, unas interpretaciones fantásticas de Tom Hanks (mucho mejor que en la sobrevalorada "Capitán Phillips") y la siempre solvente Emma Thompson, compensan sobradamente la edulcorarización de sus personajes.

La relación entre Disney y Traver se cruza con recuerdos de la infancia de la escritora, sobre todo en la relación estrecha, y a la vez tormentosa, que tenía con su padre. A través de esos saltos en el tiempo, podemos entender mejor la personalidad fría y controladora de la creadora de Mary Poppins. Walt Disney se nos presenta como una persona afable, abierta, familiar y cordial; un auténtico lavado de cara que apagan algunas declaraciones de los últimos meses donde el productor no salía bien parado.

Acompañan a los dos actores principales unos secundarios de lujo como son Paul Giamatti, Colin Farrell ó Jason Schwartzman. Todos mantienen el tono amable, simpático e inocente de las producciones Disney. Personajes sin lado oscuro, directos, capaces de arrancar una sonrisa. Sólo el papel de Colin Farrell se sale de la tónica general aunque siempre está encerrado un halo de redención.

Se cumplen, en definitiva, todos los ingredientes que debe satisfacer una película Disney. Y el resultado es bueno porque consigue arrancarte la sonrisa, hacerte creer que "todo el mundo es bueno" y despertarnos la emoción. Con buenos actores, un director fiable y una historia sencilla pero amable, todo es posible.... Hasta volar con un paraguas!




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Fila EFE