Esta temporada la comedia negra no sólo ha tenido marca hispanoargentina con la fantástica "Relatos salvajes", el cine sueco también se ha atrevido con un género tan impactante como controvertido. En concreto Ruben Östlund escribe y dirige "Fuerza mayor", una película que pretende conseguir del espectador una sonrisa amarga a través de una familia cuya actitud del padre pone en peligro un buen puñado de años de convivencia.
Gracias a un pase para bloggers organizado por Golem y Sensacine, pudimos certificar por qué esta película europea ha sido una de las más premiadas del último año. Premiada en los Festivales de Sevilla y Cannes, y nominada a los Globos de Oro y a los premios del cine europeo, era inevitable que la crítica se rindiera a esta curiosa producción.
Lo que parecía que iba a ser una agradable estancia invernal en los Alpes, se convierte en un infierno para una familia de clase alta compuesta por un matrimonio con sus dos hijos. Un suceso inesperado despierta los instintos más ocultos del padre, quien comete un acto políticamente muy incorrecto e incluso deleznable.
Asusta comprobar cómo una relación estable puede explotar en apenas segundos y cómo el paso del tiempo y la falta de comunicación sólo pueden agravarlo. Todos sufren a su manera y, nosotros, público cruel y carente de escrúpulos sonreímos y nos divertimos con el drama de los demás. Pero la culpa no es nuestra, es de un despiadado director que utiliza la exageración, la ironía y el sarcasmo para llevarnos a su terreno.
Y a fe que lo consigue Östlund. Nos sumerge en lo más absurdo del ser humano, deja a sus personajes abandonados a su suerte y el espectador se congratula y pide al cielo no encontrarse nunca en una situación tan incómoda como esa. Nos reímos porque no somos nosotros, así de triste.
Además el director tiene la habilidad de levantar la película cuando empieza a decaer. ¿La manera? Sencilla. Traemos a uno de los mejores amigos del protagonista y le metemos en el ojo del huracán. Ya sólo falta esperar su reacción para revitalizar la historia, alcanzando, por suerte, los momentos más hilarantes y divertidos del film.
Las contradicciones del ser humano se dan cita en "Fuerza mayor", una película distinta, sobrada de intención y nada piadosa con sus personajes. En su contra, un ritmo algo lento y demasiadas escenas innecesarias. Sin embargo, eso no es impedimento para rendirnos a un guión ingenioso, unas interpretaciones muy talentosas y algunos momentos para el recuerdo.
Asusta comprobar cómo una relación estable puede explotar en apenas segundos y cómo el paso del tiempo y la falta de comunicación sólo pueden agravarlo. Todos sufren a su manera y, nosotros, público cruel y carente de escrúpulos sonreímos y nos divertimos con el drama de los demás. Pero la culpa no es nuestra, es de un despiadado director que utiliza la exageración, la ironía y el sarcasmo para llevarnos a su terreno.
Y a fe que lo consigue Östlund. Nos sumerge en lo más absurdo del ser humano, deja a sus personajes abandonados a su suerte y el espectador se congratula y pide al cielo no encontrarse nunca en una situación tan incómoda como esa. Nos reímos porque no somos nosotros, así de triste.
Además el director tiene la habilidad de levantar la película cuando empieza a decaer. ¿La manera? Sencilla. Traemos a uno de los mejores amigos del protagonista y le metemos en el ojo del huracán. Ya sólo falta esperar su reacción para revitalizar la historia, alcanzando, por suerte, los momentos más hilarantes y divertidos del film.
Las contradicciones del ser humano se dan cita en "Fuerza mayor", una película distinta, sobrada de intención y nada piadosa con sus personajes. En su contra, un ritmo algo lento y demasiadas escenas innecesarias. Sin embargo, eso no es impedimento para rendirnos a un guión ingenioso, unas interpretaciones muy talentosas y algunos momentos para el recuerdo.
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