martes, 2 de mayo de 2017

Crítica: "La excepción a la regla"

Warren Beatty vuelve a la dirección para presentar "La excepción a la regla", una revisión del personaje de Howard Hughes a través de la mirada de una joven actriz y un chófer con aspiraciones. A pesar de su estilo clásico y correcto, el resultado es una película convencional que no aporta nada nuevo a lo que ya conocemos del multimillonario y con una pareja protagonista sin apenas carisma.

Más de quince años han pasado desde el último trabajo de Warren Beatty. Por tanto, había mucho interés en este nuevo título del oscarizado director tras su estelar aparición con el "sobrecito" que tanto ha dado que hablar. Y regresa dirigiendo e interpretando en esta nueva película que nos vuelve a traer al peculiar Howard Hughes, un rico extravagante que durante los años 40 y 50 fue un claro referente de Hollywood.


No es la primera vez que el cine recrea la vida de Hughes. No hace mucho tuvimos una biopic más que interesante en "El aviador" de Martin Scorsese donde Leonardo Di Caprio recreaba los momentos, relaciones y curiosidades más relevantes del productor. En esta ocasión, "La excepción a la regla" fija su mirada en un período de cinco años cuando el declive del imperio se empezaba a divisar.

Lo novedoso del film es utilizar a dos jóvenes ansiosos por acercarse al señor Hughes (y aprovecharse de su posición de poder lógicamente) para presentar su extraña (por no decir tóxica) personalidad. La mirada de Alden Ehrenreich y Lily Collins, que interpretan a esta pareja cuyo amor las normas del magnate impiden exteriorizar, refleja la admiración pero también el desasosiego. 


Warren Beatty en cierta manera engaña al espectador regalando la mayoría del metraje a una pareja sin chispa ni interés con la intención de relanzar el film cuando él aparece. En el fondo, ese ego de dandy que encandilaba a las mujeres lo mantiene de manera casi oculta, como si pretendiera que se instalara en el subconsciente del público sin que ellos sean capaces de detectarlo.

El problema es que ha escogido dos actores protagonistas tan mediocres para que no le hicieran sombra, que han acabado afectando al resultado del film. Porque más allá del ego de un octogenario, tiene que haber una historia que contar y una forma de contarla. Sin lo primero no tiene sentido lo segundo. Y ya puedes acompañar la propuesta con nombres tan llamativos como el de su mujer Annete Benning ó Ed Harris, Paul Sorvino, Alec Baldwin y Matthew Broderick porque la historia debe interesarnos y ésta, tristemente, se me olvidará de aquí a unas semanas.


Quizá el mejor momento del gran Beatty haya pasado pero lo importante es que lo acepte ó se recicle. Ya no es Clyde ni nosotros sus fans incondicionales. 


José Daniel Díaz

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