Siempre lo digo pero es cierto. La Segunda Guerra Mundial nunca dejará de sorprendernos. La capacidad que tuvo ese conflicto para sacar lo peor de nosotros mismos demuestra una vez más que nos encontramos ante uno de los capítulos más oscuros de la Historia de la humanidad. Nos habíamos acostumbrado al dolor que infringieron los nazis en esos terribles años pero descubrir esa misma capacidad de tortura en el bando de los aliados genera una tremenda desesperanza.
Y es que la danesa "Land of mine (Bajo la arena)" de Martin Zandvliet es un duro golpe al estómago. Su retrato de esos jóvenes soldados alemanes obligados a desactivar las minas enterradas en las playas por los nazis una vez finalizada la contienda, es devastador. Es totalmente lógica su nominación al Oscar a mejor película de habla no inglesa y el premio del público que obtuvo en el Festival de cine de Gijón.