viernes, 30 de septiembre de 2022

Triunfa "La maternal" de Pilar Palomero el día que David Cronenberg recibe el Premio Donostia del Festival de San Sebastian

En una jornada marcada por la entrega del premio Donostia al director David Cronenberg, responsable de títulos como "La mosca", "Una historia de violencia" ó "Crash". Entre las películas presentadas destacamos las españolas "La maternal" de Pilar Palomero y "La consagración de la primavera" de Fernando Franco, la portuguesa "Great Yarmouth: Provisional figures" de Marco Martins y la austríaca "La emperatriz rebelde" de Marie Kreutze.


Y casi sin darnos cuenta, llegamos al martes del Festival, y la primera película del día nos llega de la mano de la directora Pilar Palomero, que hace dos años, deslumbró por su ópera prima "Las Niñas", que nos lleva a Celia una niña de 11 años, que vive con su madre, y estudia en un colegio de monjas en Zaragoza, una historia que le valió los premios en el Festival de cine de Málaga, en Berlín, los Gaudí y los Premios Goya donde arrasó.
 
Con su segunda película "La maternal" nos cuenta la historia de Carla, una joven desafiante y rebelde de 14 años. Vive en un viejo restaurante de carretera en las afueras de un pueblo con su joven madre soltera mientras falta a clase y pasa las horas con su amigo Efraín. Cuando la trabajadora social se da cuenta de que está embarazada de cinco meses, Carla ingresa en 'La Maternal', un centro para madres menores de edad donde comparte su día a día con otras jóvenes como ella. Juntas con sus bebés, se enfrentarán a este nuevo mundo de adultos para el que no les ha dado tiempo a prepararse. Pilar Palomero sigue internándose en el universo de la intimidad femenina, en este caso con el riesgo de afrontar una realidad que sigue siendo tabú dando visibilidad a las jóvenes, ya sean niñas o adolescentes que se quedan embarazadas.


Pilar de nuevo vuelve a demostrar su habilidad para captar con mucha veracidad la vida de las adolescentes. No ataca a las niñas-madres, solo expone el sinsentido de su situación en un momento en que deben ser cuidadas más que convertirse en cuidadoras. Quizás sus elipsis narrativas, donde se presta atención a otras cosas, por qué no ha podido abortar, dejar sus estudios, o cómo la sociedad las señala con el dedo.
La rueda de prensa posterior al pase de la película fue de las más emotivas, la de los testimonios de las chicas que han vivido esas experiencias en la vida real y que se convierten también en protagonistas de la película. Ellas hacen de sí mismas con escenas de mucha autenticidad y recordaron esa época que vivieron con el orgullo de haber podido superar las dificultades.

A Pilar, cuando se encontraba rodando "Las Niñas", le llegó la propuesta de los productores Valerie Delpierre y Alex Lafuente. Le hablaron del centro residencial para madres solteras, escuchó sus testimonios y se dio cuenta de que apenas sabía nada del tema. Así que aceptó filmarla. El proceso de documentación coincide con la pandemia, y hubo mucha charla por Zoom, por Skype, temas que se repetían en las conversaciones como que es tan común que no es una maternidad que se decida, que llega cuando no hay vuelta atrás; las relaciones complejas, la violencia de género.


Añadió también algo que tenían en común ellas, que tenía muchas ganas de retratar y es una energía preciosa, una gracia particular y de cómo han vivido cada una de ellas esa maternidad. Hubo un día de rodaje que lo tiene enmarcado en la cabeza, rodaron durante todo el día, cuando es la presentación de todas las compañeras del centro, había un silencio en el set super respetuoso. "Me sentaba al lado de la cámara pero en un momento dado en el que levanté la mirada, miré al resto del equipo y vi respeto hacia ellas, a lo que estaban haciendo, su valentía, su generosidad y también a la sensación de que estábamos haciendo algo que de algún modo va un poquito más allá del cine."

Mención aparte merece la interpretación de Carla Quilez, llena la pantalla con su reacciones explosivas, su descarada mirada, una madre coraje. Es su primer largometraje y la joven actriz, cuya vida ha sido siempre el baile, rezuma espontaneidad en todo el metraje. Muy veraz en cómo encarar una situación de tanta responsabilidad, (las escenas con el bebe llorando, o irse a la calle y desaparecer durante horas para no escuchar sus llantos, o comprobar que es incapaz de darle de comer). También a reseñar la interpretación de Angela Cervantes, como la madre de Carla, arrastradas las dos al fondo de sus ilusiones, todo lo vivido y añorado, que torna frustrante e irrecuperable.

Con una nota bastante alta, en su segunda película Pilar Palomero, logra un realismo sorprendente sobre la niñez, la rebeldía, la libertad o la propia inmadurez, alejada de los tópicos, con un estilo casi de documental, lleno de momentos hermosos y conmovedores. Una muy agradable sorpresa.

En el Teatro Principal se proyectó "Great Yarmouth: Provisional figures" de Marco Martins. Octubre de 2019, Great Yarmouth, Norfolk (Reino Unido). Tres meses antes del Brexit. Cientos de trabajadores migrantes llegan desde Portugal a la ciudad en busca de un empleo en las fábricas locales de procesado de carne de pavo. Tânia trabajó en una de estas plantas avícolas pero está actualmente casada con un hotelero inglés. Nadie mejor que ella para ayudar a estas personas migrantes portuguesas a hacerse con un trabajo,pero desea obtener la ciudadanía británica, abandonar ese ingrato negocio y reformar los hoteles abandonados (propiedad de su marido) para transformarlos en residencias para la tercera edad.


Una película portuguesa dirigida por Marco Martins que reflexiona sobre la explotación de los inmigrantes, en unas condiciones infrahumanas, precarias, viviendo como fantasmas y trabajando más de 16 horas al día. Todo ello lleva a crear tensiones que le permite abordar el tema de la violencia. "Es un tema muy complejo, proviene de la frustración, nadie nace violento. Las personas se van transformando por el sistema. En este caso el lugar de trabajo se convierte en una fábrica de comer personas", quería contar la migración entre países europeos, donde hay emigrantes de primera y de segunda y donde el cine y el arte en general tiene un papel fundamental en esta especie de dictadura de la información y de la imagen. Puede que el arte sea el último espacio libre. 

También incide en que la película no sólo llama la atención sobre las crisis de los últimos años, y las políticas neoliberales, sino también sobre unas condiciones laborales similares a las de la pre revolución industrial. El rodaje se tuvo que interrumpir por el Covid, y cuando lo retomaron se encontraron que ellos estaban en una situación similar a la que se vive en la película, solo salíamos de las habitaciones para filmar, apenas teníamos contactos con más gente. El eje principal de la película es Tania, (Beatriz Batarda) ya que todo gira alrededor de ella. Su mirada en una de las escenas, observando a través de la ventana de un hotel de éxito, sonríe a mujeres mayores que bailan en línea, quizás divertidas pero también inspiradas por las posibilidades de atender a los jubilados británicos, las escenas en la que escucha audios de aprendizajes del idioma inglés,...  Comprobamos que en su trabajo es una mujer dura, aparentemente sin corazón, pero que ha tenido que entrar en el sistema, que le da igual todo el mundo de porquería, todo es maloliente, pero también ella es una persona sexual y romántica, y todas sus relaciones la llevan a complicaciones. Un personaje hermosamente interpretado que inicia un descenso a los infiernos.


Un verdadero bofetón el que te da esta película, visceral, dura, y que duele al que le añadimos una dirección de fotografía muy acertada de Joao Ribeiro, la banda sonora de Jim Willians, mezclada con Vivaldi y Schubert. Un descenso a los infiernos en la Europa Actual, que nos deja sin aliento. Un realismo sin filtros, y unos planos de rostros, desolados.

Para desconectar un poco del mal rato de la película anterior nos enfrentamos a la austriaca "La emperatriz rebelde" de Marie Kreutze. Nos lleva a la Navidad de 1877, Isabel de Austria (Sissi), celebra su 40º cumpleaños. La primera dama de Austria, mujer del emperador Francisco José I, no tiene derecho a expresarse y debe mantenerse hermosa y joven para siempre en su papel de emperatriz. Para satisfacer estas expectativas, adopta un estricto régimen de ayuno, ejercicios, peluquería y medición diaria de su cintura. Asfixiada por dichas convenciones, y con un apetito voraz de saber y de vida, Isabel se rebela cada vez más contra esta imagen.

La cineasta austriaca Marie Kreutze se rebela contra el mito de Sissi, el cual no era su sobrenombre real, pero que fue popularizado en los años 50 por Romy Schneider, en las cuales se recreaban los años de juventud de la princesa. La directora afirma que no obedece a un intento de enmendar la visión en otras películas, como a un interés por ofrecer un punto de vista personal sobre ella. "Aunque no soy muy partidaria de la monarquía, hay perfiles que trascienden a la institución que representan y que son interesantes precisamente porque viven en una posición que les mantienen alejadas de la realidad." 


Son mujeres que habitan dentro de un jaula de oro y que, en cierto modo, buscan el modo de escapar de ella, lo cual denota un espíritu libre. La protagonista Vicky Krieps ("El hilo invisible", "La Isla de Bergman") ganó el premio a la mejor actriz en la la Sección Un certain Regard de Cannes.
Compone un personaje horrorizado por su edad, los 40 era el promedio de muerte entre las mujeres, obsesionada por su aspecto físico, tardaba todas las mañanas una hora en atarse el corsé (era famosa por la estrechez de su cintura). El más mínimo aumento de peso era un asunto de interés público. Ella comienza a rebelarse contra las convenciones cortesanas, muy egoísta y con unos cambios de actitud radicales pasando de la alegría a la tristeza, de una situación cómica a otra menos divertida y sobre todo a buscar sus propios espacios de libertad, fuera de los restringidos ambientes palaciegos. Una rebelión en toda regla.


Uno de los mayores logros de la película es la construcción visual de la directora de fotografía, Judid Kaufman. Esos ángulos de cámara dinámicos, hay una escena a cámara lenta de mujeres subiendo una escalera, frecuentes planos generales que muestran un paisaje extrañamente simétrico.
Un retrato psicológico lleno de elementos anacrónicos que otorgan una calidad e interés a la trama aunque puedan descolocar al personal.

Y terminamos con el director Fernando Franco y su última producción con un título precioso y bello, "La consagración de la primavera". Nos lleva a la vida de Laura (Valeria Sorolla) que acaba de llegar a Madrid para instalarse en un Colegio Mayor y estudiar la carrera de Químicas. Sola y casi sin dinero, intenta adaptarse a su vida universitaria mientras lidia con sus inseguridades. Una noche, por casualidad, conoce a David (Telmo Irureta), un chico con parálisis cerebral que vive con su madre, Isabel (Emma Suárez). Laura inicia con ellos una relación de confianza mutua que le ayuda a superar sus complejos y afrontar una nueva etapa hacia la madurez.

Una poderosa y sombría historia que a lo largo del filme demuestra que a veces es difícil diferenciar quién padece mayor diversidad funcional, si quien va en silla de ruedas o quien necesita unas muletas emocionales. Laura, sin quererlo, se convierte en la asistente sexual de David y le ayuda a proporcionarle placer. Este tema ya se apuntó hace décadas por la cinta americana "Las Sesiones", con Helen Hunt que ponía a mucha gente ante muchos prejuicios.


Franco explica que "el tema me interesó porque no se habla de él, tendemos a no mirar ahí, y los cineastas tenemos una responsabilidad porque contribuimos a crear el imaginario de la gente y está bien poner la lupa en temas a los que no se da demasiada bola, además de introducir aspectos relacionados con la religión porque así como la cuestión de la disfuncionalidad física no la conocía directamente el de la religión sí. Gran parte de la sociedad española venimos de ahí, me educaron durante doce años los jesuitas." Se le pregunta por la prostitución, de ese desvío que parece que fue premeditado en algunas escenas y explica que deja pequeños huecos en la narración para que el espectador los llene y llegue a sus propias conclusiones. En ningún momento pretende hacer una tesis pero sí desde el respeto y siendo riguroso. Es un drama con algún chiste.

Valeria Sorolla (Laura), se ha enfrentado a su primer papel protagonista, que descubre un mundo nuevo en torno a la sexualidad, y que ella también ha comenzado a descubrir ese mundo, que lo que despierta en ella, esa posibilidad de ver el sexo desde otro punto de vista, desde los cuidados y esa necesidad que se despierta en ella, de estar cerca de David.


David el zumaiarra Telmo Irureta, 33 años licenciado en Magisterio y Pedagogía, siempre ha tenido claro que quería ser actor y que su incapacidad física no se lo iba a impedir. Mucha gente piensa que somos asexuados, y no lo somos. Hay que hablar de eso pero la gente tampoco se atreve a preguntar. Y entre ellos más que sacar partido, se complementan en sus necesidades. Fernando Franco realiza una película necesaria, no obviando dificultades y esquivando también soluciones complacientes, de pequeñas realidades, jugando con la protagonista, de una joven confusa dispuesta a superar sus dudas más íntimas aprovechando lo desconocido. Lo que nos resulta a los espectadores escabroso y complejo.

Recordando al título, "La consagración de la Primavera", el ballet con música de Stravinsky va de la celebración de la llegada de la primavera mediante el sacrificio de una joven virgen, que danza hasta morir. Una propuesta muy interesante. para poder romper prejuicios.

José Antonio Díaz

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