domingo, 16 de agosto de 2009

Crítica: "Enemigos públicos"

Bale contra Depp ó Depp contra Bale. El poli contra el ladrón ó el ladrón contra el poli. Una excusa de Michael Mann para reunir y enfrentar a dos de los mejores actores del momento tal y como hizo con Robert De Niro y Al Pacino en “Heat”. Una carrera que, aunque ha sido distinta, guarda ciertos paralelismos. Ambos han triunfado con una saga (Depp con “Piratas del Caribe” y Bale con “Batman”), ambos empezaron fuera del ámbito comercial y se caracterizan por buscar un cine distinto, ambos son actores fetiche de directores de renombre (Depp de Burton y Bale de Nolan) y ambos aún están a la espera de saborear las mieles del Oscar.

Año 1933. John Dillinger (Johny Depp) es un atracador de bancos que está poniendo en jaque a la policía de Chicago. Edgar Hoover contrata a un federal de prestigio (Christian Bale) para apresarlo y devolver la ley y el orden a la ciudad. Una persecución que se alargará durante dos horas y media de metraje. Como todo film de gangsters que se precie la presencia de una mujer que acompañe al atracador se convierte en plato imprescindible y Marion Cotillard cumple a la perfección con ese rol.

Rodeados de secundarios de lujo, los protagonistas resuelven con nivel sus papeles. Bale no disfruta de un personaje especialmente agradecido, con pocas escenas para mostrar todo su talento pero aprovechando al máximo cada minuto que aparece en pantalla. Aunque en un primer momento la intención era utilizar otra voz más ronca para su doblaje, afortunadamente acabaron por utilizar la que nos tiene habituados.

Depp contaba con el papel protagonista y el que permitía mostrar más registros. Aunque en algunos momentos su interpretación nos recuerda a gestos ya utilizados por su “álter ego” Jack Sparrow, no deja de ser un valor fijo sea cual sea el papel que tenga que interpretar. Su gran capacidad para acaparar la atención del público con una mirada penetrante y una sonrisa traviesa ayuda a ocultar algunas lagunas que pudieran mermar su actuación.

Michael Mann dirige el film con diligencia pero abusando en exceso de la cámara en mano y de los primeros planos. El montaje tampoco ayuda demasiado con cambios de plano demasiado rápidos. Una dirección con un estilo más clásico hubiera aprovechado mucho más una gran ambientación, un vestuario muy adecuado y una fotografía que se intuye pero no se disfruta.

En este verano de muchos estrenos pero poca oferta interesante “Enemigos públicos” ayuda a salvar el mes de Agosto. No se sentirá estafado si abona la entrada y además tendrá la oportunidad de visionar en un mismo film a dos grandes actores.

José Daniel Díaz

1 comentario:

  1. A nosotros nos pareció una película más bien neutra. No por interpretación que Bale y Deep estaban bien (por fin un papel fuera de la supercaracterización que nos tiene acostumbrados Deep).

    Le echamos de menos una identificación con los protagonistas. No había empatía, al final casi que nos daba igual a quien mataran... creo que ese es su principal handicap (importante sin dudas).

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