martes, 22 de junio de 2010

Crítica: "Io, Don Giovanni"

Tras su paso por Festivales como el de Toronto, Roma y finalmente Málaga en su Sección oficial pero fuera de concurso, llega a los cines españoles la última película de Carlos Saura que lleva por título "Io, Don Giovanni". Un film que muestra a través de la mirada del escritor Lorenzo Da Ponte los conflictos entre Mozart y Salieri y las intromisiones de Casanova. Las críticas en general no han sido positivas y es que este largometraje operístico es aburrido, tedioso y antiguo.

Carlos Saura ha sido y es uno de nuestros cineastas más internacionales. Sólo cabe recordar películas que el tiempo ha convertido en clásicos como "Deprisa, deprisa", "Ay, Carmela", "Carmen" ó "Mamá cumple cien años". Sin embargo en la última decada el nivel de sus films ha ido decayendo cada vez más hasta tocar fondo con este "Io, Don Giovanni".

Mientras que hay otros directores como Clint Eastwood que sacan todo su talento en el último tramo de su vida, otros como Carlos Saura se estancan en mediocridades que quedarán en el olvido. Entre la prensa especializada he llegado a escuchar que era "la peor película que he visto en mi vida". Quizás sea una afirmación exagerada pero admito que la sensación al salir de la proyección fue de alivio por haber pasado ese mal trago.

La ambientación es cutre, teatral pero sin alma. El ritmo y los planos son de principiantes y quiero pensar que es provocado y no simplemente fruto de un montaje apresurado y poco profesional. Podría ser excusa que el proyecto llegó por encargo y el espacio creador para Saura fue muy limitado pero a veces hay que saber decir "no". Producir estos productos mientras otros más interesantes se quedan en el olvido por falta de recursos es algo triste e indicativo.

Lleno de actores italianos y rodado en ese idioma, el papel principal lo interpreta Lorenzo Balducci. Un actor que muestra todas sus carencias en un personaje que jamás llega a entender al que busca durante todo el film con mucha desidia. En general la labor actoral de todo el grupo es muy floja.

El ritmo es muy lento. Si a eso añadimos escenas operísticas que se hacen eternas y soporíferas, nos encontramos con un film prescindible y olvidable a partes iguales.

Carlos Saura indica el camino por el que no debe seguir el cine español. Afortunadamente parece que será una isla en el océano.

José Daniel Díaz

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