domingo, 24 de abril de 2016

La trampa de la nueva ley de subvenciones al cine español

Seguramente la mayoría de la gente y buena parte de las productoras aplaudan la nueva ley de subvenciones al cine español. Por fin el dinero llegará antes de iniciar el rodaje con lo que ya no será necesario pedir préstamos a cuenta de la subvención y el ahorro en intereses será considerable. Buena noticia pero, entonces, ¿dónde está la trampa?


A priori, gracias a esta decisión, nos ahorraremos ver cómo se incrementa misteriosamente la taquilla de las películas de Garci en las últimas semanas para alcanzar el mínimo requerido y acceder a la subvención. Todo será más transparente. Pero yo apostaba más por hacer un seguimiento detallado del dinero que se concede y establecer distintas políticas y presupuestos en función del producto.

Porque la cuestión es: ¿cómo accedo a esa subvención? Ahora no podrá presentarse con posibilidades reales de recibir ese dinero cualquiera que tenga su pequeño proyecto. El motivo es que entre los requisitos se medirá la solvencia del productor y la viabilidad económica del proyecto que tendrá que venir avalada por una distribuidora que tenga una recaudación mínima anual de 500.000 euros. Es decir, todo dependerá de las televisiones.

Este Gobierno y el partido político que lo sostiene tienen un concepto de la cultura que choca frontalmente con el de muchos de los que disfrutamos de ella. Les emociona la palabra "rentabilidad" para decidir si algo es subvencionable o no. Muchos creemos en otra cosa, en la cultura como valor popular ajeno a su inmediata rentabilidad económica. Ahora que tanto se alaba el Quijote, ¿alguien en esa época habría subvencionado a Cervantes para escribir esta "obra menor" como el propio autor definió? 

Con estas medidas sólo estamos valorando un cine, el más comercial; el que, posiblemente, menos necesite de estas ayudas. Quizás "B" ó "Techo y comida" jamás se hubieran rodado si se hubieran planificado para 2016. Y es un cine necesario porque la cultura no se mide en dinero, se mide en conciencias. ¿En cuántos festivales internacionales tenemos presencia? ¿Qué haremos en Cannes cuando Almodóvar desaparezca? ¿En España se habría subvencionado películas como "Birdman" ó "Spotlight", últimas ganadoras en los Oscar? ¿Alguien habría ido a verlas si no hubieran triunfado en esos premios?

No niego que hay un clamor popular contra la subvención cultural al cine como si fuera la única que existe. Un clamor que no se escucha para criticar la subvención a los toros por ejemplo (os invito a leer este artículo especialmente revelador). Se lo han puesto fácil para que nos idioticemos con productos como "Ocho apellidos catalanes" ó "Ahora o nunca" y dejemos de pensar. Porque, señores, aquí la "inmensa minoría" no pintamos nada. 


¿Las subvenciones son para recuperar el dinero invertido o eso depende del destino de la subvención? Hay un cine español muy necesario que necesita ayuda para que algunos tipos raros como yo tengamos una variedad en la cartelera que no se reduzca a perder el norte ni a sobrevivir a una despedida.

José Daniel Díaz

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