domingo, 11 de septiembre de 2016

Crítica: "Juego de armas"

Las historias basadas en hechos reales se han convertido en un filón. Y es que a veces superan con creces a las ficciones más retorcidas. Un nuevo caso lo encontramos en "Juego de armas" de Todd Phillips donde un par de jóvenes americanos se convierten en unos importantes traficantes de armas. Divertida, bien contada y con un punto de locura.


A Todd Phillips le recordamos fundamentalmente por su trilogía de "Resacón" donde parece creó buena sintonía con Bradley Cooper. Esa sensación nos queda al ver que el actor americano participa con un papel secundario y acompaña en la producción. Parece evidente que uno de los referentes del director fue Scorsese y su Lobo de Wall Street. Detectamos un notable intento de llegar a las cotas de locura y desenfreno de ese mítico título pero eso era una misión imposible.



Efraim (Jonah Hill) y David (Miles Teller) interpretan a dos veinteañeros judíos que encuentran una vía rápida de conseguir pasta traficando con armas para el Gobierno americano. El dinero fácil trae complicaciones e incluso David ve afectada su vida familiar con Iz (Ana de Armas) y su bebé.

Es realmente sorprendente que dos chicos de esa edad pudiesen llegar a negociar de tú a tú con el Gobierno. Las situaciones, en ocasiones, son delirantes mientras los acontecimientos les empujan a lugares cada vez más peligrosos. Efraim es un "caradura" que se lo sabe montar bien y David un "pringao" que ansía salir de una vida llena de precariedad laboral. Amigos desde la infancia, consiguen crear un equipo perfecto para multiplicar exponencialmente su negocio.

De los actores siempre es de alabar la interpretación de Jonah Hill que ya lleva unas cuantas películas sin defraudar. Es capaz de asustarte y hacerte reír en apenas segundos. Su capacidad para entrar en los personajes es fantástica. Miles Teller, tras protagonizar "Whiplash", todo indica que será uno de los grandes nombres del futuro cine americano. Ambos se complementan a la perfección.

A quien no acabamos de encajar es a la actriz Ana de Armas. Se unen dos motivos. Por un lado su personaje se encuentra en los momentos más dramáticos que son los que peor funcionan y por otro la vemos muy limitada en su interpretación. No aprovecha una gran oportunidad.

Quizás uno de los puntos fuertes del film sea su ritmo frenético, no hay tiempo para el aburrimiento. Además nos consigue arrancar más de una sonrisa gracias a un humor negro muy bien repartido. Agradecemos a Sensacine la invitación al preestreno. Si os la recomendamos sabemos que vamos a acertar así que anotarla en vuestra lista de pelis pendientes.

José Daniel Díaz


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