No ha sido una sorpresa que "Mi querida cofradía" de Marta Díaz se llevara el premio del público en Málaga. De hecho era una de nuestras candidatas a este importante galardón. Una película divertida que arrancó aplausos en el pase de prensa tras unos días de mucho silencio.
Las mañanas en los pases de prensa (a las 9:00 y 12:30) son como un misterio. O ambas películas pasan rápidas porque son interesantes y divertidas, o nos ocurre todo lo contrario. En esta ocasión fue lo primero gracias a dos directoras que en su día fueron alumnas de la Escuela de Cine de Cataluña (ESCAC). Marta Díaz de Lope y Elena Trapé no coinciden en sus formas de ver el cine, una comedia y un drama, pero ambas aciertan en su propuesta.
"Mi querida cofradía" es la historia de Carmen (Gloria Muñoz), apostólica malagueña y católica, que aspira a convertirse en la presidenta de su cofradía. Sin embargo, en su lugar elegirán a su máximo rival, Ignacio. A partir de ahí empezarán los enredos, los líos con la familia, la vecina, y las torrijas, que por cierto dimos buena cuenta de ellas al finalizar la rueda de prensa por gentileza de la productora.
La película está ambientada en Ronda, en un mundo cofrade en el día de la procesión y en dos escenarios distintos, la Iglesia de la Hermandad del Santo Entierro y la casa de la protagonista, con un supuesto cadáver. La baza principal es la candidata mujer y el candidato hombre que llevan las situaciones al absurdo, con la ironía reivindicar el papel de la mujer en un mundo tan cerrado como es la Semana Santa.
Dejando en evidencia los convencionalismos sociales y sobre todo religiosos, a medida que avanza la trama no se sale de la línea del clásico manual. Y es un mérito ya que hay toda una sucesión de embrollos, unos más acertados que otros, con un reparto cómico en el que Carmen Flores está en estado de gracia.
Yo, que soy cofradiero y semanasantero, puedo decir que no retrata con exactitud lo que es el interior de una cofradía. Esperaba una mayor profundidad y no solo en el tema de las mujeres de mantilla. Habría más cosas que aportar para que la trama fuera más ácida y crítica, con menos amabilidad y con el atrevimiento de traspasar el ridículo y la parodia. Prefería más locura, más mala uva y más lucha contra el machismo y las creencias religiosas.
Resumiendo, un cóctel de humor, religión y crítica social que se deja ver. Es divertida, algo que se agradece en estos tiempos que corren y no es una apología de la Semana Santa, sino una reivindicación de las tradiciones como elemento cultural. Un cine blanco, muy blanco.
José Antonio Díaz
@jose_a_diaz_do
Festival de Málaga
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