domingo, 30 de diciembre de 2018

Crítica: "Suspiria"

En el marco de la pasada edición del Festival de cine de Sitges, y como pistoletazo de salida a la 51 edición del festival, pudimos disfrutar de "Suspiria", remake del clásico de Dario Argento de 1977, pero con la visión particular de de Luca Guadagnino ("Call me by your Name"), y la excelente interpretación de Tilda Swinton ("El Gran Hotel Budapest") y Dakota Johnson ("50 sombras de Grey"), con una apabullante banda sonora de Thom Yorke, más conocido por ser el vocalista y compositor principal del grupo de rock alternativo Radiohead.

En Sitges, para abrir boca, pudimos disfrutar de la entrega del premio honorífico del festival a Tilda Swinton de la mano de Juan Antonio Bayona. Emocionadísima, nada más subir al escenario, rompió a llorar y dejó helado a todo el mundo pues recogió el premio horas después de la muerte de su padre, y así nos lo comunicó a todos los presentes.

Sorprende el riesgo que ha corrido el director Luca Guadagnino con "Suspiria" tras encandilar a la crítica con "Call me by your name", una película totalmente diferente. El cambio de registro tan brutal produjo ciertas reticencias en algunos círculos que consideraban al realizador italiano un perfil alejado del cine de género. Para afrontar este reto se rodeó de dos actrices con las que ya había trabajado en otro remake titulado "Cegados por el sol" ("A bigger Splash"): Dakota Johnson y Tilda Swinton.


En cuanto al film, no es un remake al uso, es más bien una reinterpretación del clásico aunque es cierto que tiene el mismo punto de partida y un guión muy similar. Susie Bannion (Dakota Johnson) es una joven y ambiciosa bailarina que viaja a Berlín para terminar de cursar sus estudios de danza a las órdenes de Madame Blanc (Tilda Switon). El mismo día de su ingreso una de las alumnas expulsadas es asesinada. No es el primer caso y Susie sospecha de alguna implicación de la escuela. Su compañera Sarah (Mia Goth) le cuenta que, antes de que Pat muriera, le confesó un terrorífico secreto.

La película, transcurre durante más de dos horas navegando a través de 6 actos y un epílogo que alargan en exceso la trama. Se añaden subtramas que no aportan nada a la película y complican la historia principal. Sin embargo, un giro del guión consigue que te enganches de nuevo al film y te lleve a una espiral donde la violencia está garantizada para deleite de los amantes del cine de género que, bañados con el excelente trabajo de Yorke, hipnotizan en su conclusión.


La película ha divido a la crítica y en el auditori, se escucharon vítores entusiastas así como silbidos de abucheo. Personalmente me ha encantado la película y, a pesar de la larga duración, la puesta en escena y el toque característico de Guadagnino (que ya sorprendió con "Call me by your name"), la colocan entre mis preferidas de 2018.

Mi puntuación: 8/10

David Sanmartí
@ddsanmarti
Festival de Sitges 2018

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