Por fin ha llegado a los cines la esperada "Barbie", una apuesta tan segura como arriesgada. Dirigida por Greta Gerwig, esta parodia llena de sarcasmo aprovecha la influencia y notoriedad de este personaje para lanzar una divertida comedia llena de mala leche. Buena parte del éxito de la propuesta se debe al trabajo de la pareja protagonista: Margot Robbie y Ryan Gosling.
La directora Greta Gerwig se está revelando como un icono del feminismo. En sus anteriores trabajos ya puso de manifiesto el papel de la mujer desde mundos y perspectivas muy distintas. "Lady Bird" fue una auténtica revelación sobre las jóvenes desubicadas de esta época y "Mujercitas", la revisión del clásico de Louisa May Alcott, un retrato muy crítico en una sociedad dirigida por hombres. En ambos casos salió indemne de sus propuestas y obtuvo el favor de la crítica.
Como en sus anteriores trabajos, se embarca tanto en la dirección como en el guion de la película. Sin embargo, para la escritura se acompaña en esta ocasión de Noah Baumbach, su pareja en la vida real, y responsable de algunos de los títulos más interesantes de los últimos años ("Historia de un matrimonio", "The Meyerowitz stories").
"Barbie" es, ante todo, un derroche de imaginación, diversión y reivindicación. Desde el primer momento el ideal de vida que traslada la muñeca se interpreta desde lo absurdo e irreal. La directora y guionista tiene claro su propósito, desmantelar cualquier atisbo de verdad en la imagen que traslada la muñeca. Ese mundo icónico que muestra Barbieland es desmantelado rápidamente cuando la tristeza, la percepción de lo que te rodea y la sensación de angustia se apodera de la protagonista.
En el mundo real las personas sufren y hacen sufrir. Y además el patriarcado sigue muy integrado en la sociedad. Ese contraste, tan radical como evidente, pone de manifiesto el sentido de la película: la gran cantidad de muros y barreras que la mujer aún no ha derribado. Y lo hace con inteligencia, utilizando un producto totalmente sexualizado como es Barbie pero también tremendamente querido y admirado.
Mención aparte merece Ken, un personaje influenciable y sin apenas sensibilidad, que sigue buscando su propia identidad. Ya en "Toy Story 3" se lanzaba un mensaje parecido aunque de una manera mucho menos abierta. El culto a la belleza sin atisbo de interés en otra cosa que no sea su propio cuerpo. Maravillosa la interpretación de Ryan Gosling que en cierto modo nos recuerda a su personaje en "La La Land" al volver a mostrar sus dotes para la canción y el baile.
Aunque la película va de más a menos, en ningún momento se pierde el hilo argumental. Lo más negativo, sin duda, son todas las escenas relacionadas con la cúpula de Mattel. Will Ferrel me sigue pareciendo un actor tan excesivo como mediocre, capaz él solito de destrozar una película. Cierto es que no acompaña nada el personaje pero esa manía por llevar a su terreno cualquier tipo de papel, lo convierte en un aburrido ejercicio de chistes sin gracia.
Probablemente "Barbie" no sea la película que esperaban los admiradores del personaje pero sí es la película que tenía que ser. Nada mejor que presentar un juguete utilizado intencionadamente como muestra de lo que podía o no podía ser una mujer, para darle una vuelta de 360 grados y redirigirlo a lo que realmente quiere ser una mujer.
José Daniel Díaz
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