jueves, 2 de julio de 2009

Crítica: "Pagafantas"

Los cines de toda España ya tienen un nuevo héroe: Se llama José María pero le gusta que le llamen Txema y vive en Bilbao. Sin él saberlo y sin poder remediarlo se convierte en el “Pagafantas” ideado por Borja Cobeaga. Una divertida comedia que ya ha sido premiada por la crítica en Málaga y que por fin se estrena, después de varios retrasos, el día 3 de Julio.

Es fácil sentirse identificado con el protagonista. La historia es muy sencilla. Un joven (Gorka Otxoa) que acaba de romper con su novia conoce por casualidad a una chica argentina (Sabrina Garciarena) que, en contra de sus intenciones, le considerará “su mejor amigo”. Una frase que a todos alguna vez nos ha hecho temblar y para la cual no hay vuelta atrás. ¿Quién no ha sido alguna vez un “pagafantas”? ¿Qué chica no ha convivido alguna vez con uno de ellos?

Alrededor de los personajes protagonistas descubrimos historias paralelas que sirven de acompañamiento perfecto para la historia principal. El tío Jaime (Oscar Ladoire), enamorado en silencio durante muchos años de la madre de Txema, muestra la cara amable y saludable de ser un “pagafantas”. Alguien que ya sabe que nunca conseguirá enamorar a su amada pero que ha sabido convivir con ello, consciente de su papel y resignado a mantener esa posición el resto de su vida.

El ser humano es cruel. Cuanto mayor es el sufrimiento del pobre chico que intenta ligar sin conseguirlo, mayor diversión. Y Cobeaga sabe aprovecharlo a la perfección. Gracias a una acertada elección de los intérpretes, un guión bien elaborado, un buen ritmo de película y unos personajes bien estructurados, la película consigue mantener el interés y no caer en el aburrimiento.

Aunque el film no pretende lanzar ningún mensaje, es cierto que hay detalles que muestran en tono cómico una realidad más seria de lo que parece. La inmigración ilegal, los matrimonios de conveniencia, la búsqueda de la felicidad y la cruda realidad, ... temas actuales que el director trata con humor pero no dejan de ser problemas que afectan a un gran porcentaje de la población.

En el panorama humorístico español es un soplo de aire fresco que por una vez nos apartemos de los chistes sexuales, escatológicos y gamberros que nos tenía acostumbrado el cine patrio. Dejar de lado torrentes, isis disis y airbags era algo urgente y necesario.

A nuestra manera se podría decir que estamos encontrando el camino de la comedia romántica que tan bien dominan los argentinos y tanto nos cuesta a los españoles. Sin perder nunca nuestra propia identidad pero exportable 100% porque los problemas en las relaciones humanas son universales y los sentimientos no tienen fronteras.

Una buena terapia para reírnos de nosotros mismos, consolarnos con el “mal de muchos” y llevar con orgullo que también fuimos unos “pagafantas”.

José Daniel Díaz

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