miércoles, 18 de noviembre de 2020

El Festival de cine europeo de Sevilla afrontó su edición más complicada por el COVID

En un año tan difícil y tan complicado como este 2020, con las difíciles circunstancias sanitarias, se agradece en todos los sentidos que los festivales de cine se hagan de manera presencial. Y así llega una nueva edición del Festival de cine europeo de Sevilla que, sin miedo, iniciará el 6 de noviembre su actividad y finalizará el 14 de noviembre.


En este mes de noviembre, el streaming y el circuito de salas tienen que convivir, sin perder el hábito de visitar espacios culturales como lugar de encuentro y de intercambio de ideas; y sobre todo la industria del cine, que ven que sus películas han tenido cierto recorrido online previo y que consideran que exponerlas más les puede cerrar las puertas de las salas. Pero la mayoría no saben cuál puede ser el horizonte de estreno y prefieren difundir las obras antes de esperar acontecimientos.

El conjunto del ecosistema del audiovisual debe de hacer una revisión profunda sobre cómo sobrevivir toda la cadena. El primero de ellos, el de Málaga en el mes de agosto, tras esa suspensión a tres días de su inicio a mediados de marzo, fue como un laboratorio de pruebas para demostrar que el cine, ir al cine, era un lugar muy seguro y donde los acreditados de prensa y público íbamos a vivir en primera persona los cambios con respecto a otras ediciones. Después llegaría San Sebastián donde también se apostó por la presencialidad y, al igual que Málaga, sin restricciones de horarios por lo que fue un alivio para la organización. Se proyectaron todas las sesiones, sin novedad, pero a medida que pasaban las semanas la situación sanitaria del covid iba aumentando y en el de Sitges tuvimos que padecer el cierre de bares y restaurantes (menos mal que nos quedaban los supermercados). A continuación la Seminci, que tuvo que cambiar a mediados de semana la programación por el toque de queda que se adelantó a las 22.00 horas. 


Los datos de la pandemia iban empeorando y todos mirábamos a Sevilla, con los cierres perimetrales de Andalucía, entre provincias andaluzas y los municipios. Y aparece la palabra incertidumbre, y sobre todo Resistencia, un acto de resistencias de las salas y ala cabeza su director José Luis Cienfuegos y todo su equipo. Todo se endureció con las nuevas medidas de la Junta, con la reducción de las proyecciones a la mitad de su semana y con el cierre a las 18.00 horas de establecimientos, bares, cines y teatros. Su mensaje era muy claro: "Aguantamos". Contrarreloj se tuvo que modificar toda la parrilla de programación para adecuar el horario, un esfuerzo titánico del que el festival ha salido indemne, demostrando la profesionalidad e ilusión que había para sacarla adelante. 

Se ha mantenido una edición que sigue su apuesta por consolidarse como motor de distribución y exhibición de largometrajes europeos en nuestro país. Una edición con algunas importantes novedades, con la inauguración del canal SEFF que ha difundido 31 de sus convocatorias en streaming y en abierto. De esta manera profesionales han seguido las citas virtuales de industria. Asímismo, ante la imposibilidad de desplazarse al festival, 23 convocatorias de prensa a cineastas de la talla de Christian Petzold, Giafranco Rosi, y la comunicación a medios se ha completado con 25 convocatorias gráficas en las que se ha respetado todos los protocolos de seguridad. 


En paralelo, y tras su paso por las salas, 47 títulos han estado disponibles para su visionado en la plataforma Filmin y además se han planificado pases de prensa en Madrid gracias al apoyo de la Academia del Cine y los cines Golem y Embajadores, con sus respectivas ruedas de prensa virtuales. 

Hay que destacar el Foro de Coproducciones Europeas que ha contado con Portugal como país invitado así como diez proyectos seleccionados de muy alto nivel que dan la temperatura del mercado. Asímismo ha tenido lugar el encuentro virtual de Europa Internacional, la red europea de agentes de ventas y distribuidoras, con 46 miembros de 15 países y también la presentación de Promio, nueva red de cines independientes que programan mayoritariamente cine español, europeo y de países infrarrepresentados en la cuota de pantalla anual. También se ha acogido también por sexta vez el foro Women In Focus con la colaboración de la Asociación Andaluza de Mujeres de los Medios Audiovisuales (AAMMA).

De manera muy especial cabe destacar la muestra online Cecilia Mangini, 36 disparos, la primera exposición en nuestro país de la obra fotográfica de la cineasta y fotógrafa italiana en activo, a sus 93 años, y las actividades presenciales, un programa completo de contenido relacionados con el cine y sus vínculos con otras disciplinas creativas para el que se ha contado con la colaboración de 33 profesionales, 29 entidades y 14 invitados entre directores, guionistas, productores docentes, y técnicos de diversas aéreas del audiovisual. 


En la vertiente educativa del festival, el ciclo La Ventana cinéfila ha puesto once títulos a disposición de la comunidad educativa, llegando a tener presencia en un total de 280 centros educativos de toda Andalucía. Y sobre todo, volver a las salas y disfrutar de la cultura, es un bien de primera necesidad que el Festival de Sevilla ha reivindicado con creces en estos días salvando todas las dificultades y obstáculos y cumpliendo escrupulosamente todas las normas de seguridad y sanitarias y manteniendo una burbuja muy segura, moviéndose con la prudencia y la responsabilidad. 

Festival viene de la palabra fiesta y es eso, una fiesta del cine para celebrar la llegada de una nueva cosecha de lo mejor del cine europeo en su edición mas difícil y ante un horizonte más incierto que nunca. La reinvención de los festivales de cine es, por tanto, más que un objetivo, una necesitad. Construir sobre el compromiso, el conocimiento, el debate y la reflexión un ecosistema reconocible, en una nueva normalidad, con un perfecto equilibrio entre un programa presencial y un programa especifico online de contenidos bien articulados.

Año 2020. Un año que parece un episodio grotesco de Black Mirror o una jugada de dados de Jumanji. Nada volverá a ser como antes. Con entradas numeradas, separación de asientos, mascarillas dentro de las salas, gel hidroalcohólico, toma de temperatura antes de entrar a cada sesión, desalojo controlado del público... medidas anti pandemia que ya estamos asumiendo como algo cotidiano. Un festival con menos invitados, acreditados y espectadores por la reducción de aforos, sin alfombras rojas ni fiesta de inauguración ni clausura pero, sobre todo y por encima de todo, una programación de cine de calidad.  


Era necesario demostrar que la cultura es necesaria y segura. Gracias a todo el equipo que ha hecho un esfuerzo titánico para sacarlo adelante.

José Antonio Diaz

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