Alejandro Brugués, director de esta locura, utiliza "sus" muertos vivientes para recalcar de manera sarcástica ciertos aspectos de la Revolución que seguramente no hayan gustado a las Autoridades cubanas. En clave de humor y con mucha sangre de por medio, la película bebe de mitos del género que no pasarán por alto los zombieadictos.
Si bien los chistes y la trama pecan de falta de originalidad, no se puede negar el "buenrollismo" que transmite la película. Su objetivo se cumple. Mezclando última tecnología con aspectos de serie B, el resultado se enmarca en un digno representante del cine fantástico.
El director recrea la capital cubana con imágenes que aúnan el caos con la belleza. Aunque resulte contradictorio, de toda esa orgía de violencia nace una ciudad hermosa con peculiares tradiciones. Sólo allí se podría tratar de forma tan amigable esta invasión de zombies. Imagino el mismo caso en Washington... Rápidamente se habría alzado la bandera americana (símbolo de la libertad) y un grupo de expertos militares (apoyados por un patriótico grupo de ciudadanos) habrían destruido la horda de muertos vivientes no sin antes emitir un discurso alentador para afrontar la batalla.
Pero en Cuba no pasa esto. La solución es ... sacar negocio!!! Cobrar por matar seres queridos que resultan molestos por estar afectados por el virus asesino. No es políticamente correcto pero a mí me resulta más creíble desde luego.
Aprovechamos el post para pedir disculpas a todos aquéllos que acudísteis al preestreno a través de nuestro blog y por temas de aforo no conseguísteis butaca. Desde Avalon se han comprometido a facilitar entradas dobles para vosotros y nos tenéis a vuestra disposición para cualquier consulta ó trámite.
José Daniel Díaz
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