martes, 7 de julio de 2020

Crítica: "First love"

Uno de los cineastas japoneses más prolíficos e importantes estrena nueva película. Se trata del gran Takashi Miike que con su "First Love" llega a las carteleras sin miedo a los aforos más reducidos o las escuetas taquillas de estos días. Un thriller lleno de violencia y humor negro que rescata la mejor versión del director para regalar al espectador un entretenido y vibrante espectáculo.


Con más de cien producciones a sus espaldas, Takashi Miike se ha convertido en un icono del cine asiático. Su recreación del mundo yakuza es un referente mundial, una visión en ocasiones disparatada y siempre atractiva de un género que cuenta con muchísimos seguidores. Nunca se podrán olvidar títulos como "13 asesinos" ó "Gozu. El camino a la locura".

Ahora estrena "First Love", un thriller con pequeñas dosis de comedia negra que recoge muchas de las virtudes del director. La presentación de los personajes es cuidada, deliberadamente dramática para entender su evolución. Un boxeador con una enfermedad mortal, una chica pagando las deudas de su padre, un policía tan desesperado como corrupto y dos clanes enfrentados ansiosos por encender la chispa de la venganza.


En ese áspero y sucio ambiente, con el dinero y la droga como ejes de los pecados del hombre, nace la esperanza y la solidaridad. Pese a la violenta situación que se acentúa a cada minuto, consigue guardar esas pequeñas dosis de humanidad que reconcilia al espectador con los personajes. Takashi Miike no distingue entre buenos y malos pero sí entre personajes que aún tienen la salvación en su mano y los que ya se perdieron para siempre.

La traición y la venganza son dos guías fundamentales en el camino de la película. No faltan las escenas violentas, tremendamente impactantes y crudas, o las batallas entre yakuzas. No engaña al espectador, sabe lo que quiere contar y lo que el público espera. En ese sentido, es una gozada disfrutar de la locura del director japonés y de cómo se sonríe ante la muerte.


La película se convierte en un correcalles sin tiempo para la distracción o el aburrimiento. La habilidad para encajar varias tramas paralelas y lograr una gran escena final, está reservada a muy pocos. Pero, hay que decirlo, ese último cuarto de película es un regalo a los sentidos. Una continua y descarnada batalla que no da tregua y en la que todos los personajes cuentan con protagonismo.

Solo Takeshi Kitano puede hacer sombra en el género yakuza a este director que presentó la película en el pasado Festival de San Sebastián y fue gran protagonista en los"Encuentros Zabaltegi". A la pregunta de cuáles serían sus próximos proyectos, nos habló de una serie infantil que se emitiría por las mañanas en la televisión japonesa. Solo un genio podría presentar una película de yakuzas y al mismo tiempo hablar con la misma ilusión de una serie matutina para niños. Lo que digo, un genio.

José Daniel Díaz

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