lunes, 3 de octubre de 2022

Ana de Armas y Liam Neeson elevan el nivel de glamour del Festival de San Sebastian

Estamos llegando al final del Festival pero lo hacemos con grandes presencias como la de Liam Neeson que cierra la Sección oficial con "Marlowe" de Neil Jordan o la de Ana de Armas que protagoniza "Blonde" de Andrew Dominik. Completan la jornada "Los renglones torcidos de Dios" de Oriol Paulo y "Garbura" de Josip Zuvan.


Empezar el penúltimo día del festival con la película española "Los renglones torcidos de Dios" no sé si es una buena elección. Dirigida por Oriol Paulo, cuyos anteriores filmes fueron "El Cuerpo", "Durante la Tormenta" o "Contratiempo", tiene una duración a todas luces excesiva de 154 minutos. Está basada en la novela homónima de Torcuato Luca de Tena de 1979.
Alice, investigadora privada, ingresa en un hospital psiquiátrico simulando una paranoia. Su objetivo es recabar pruebas del caso en el que trabaja: la muerte de un interno en circunstancias poco claras. Sin embargo, la realidad a la que se enfrentará en su encierro superará sus expectativas y pondrá en duda su propia cordura. Un mundo desconocido y apasionante se mostrará ante sus ojos.


El éxito de la novela ha radicado siempre en la constante ambigüedad respecto al papel de la protagonista en el psiquiátrico y la cruda realidad de los internos con sus historias reales, sus enfermedades, una trama que captura y confunde al lector de forma que hasta el final no es capaz de decidir si la verdad es de locura o la locura es verdad. Torcuato recorrió varios lugares de toda España y todos sus personajes se basan en historias reales. Esta película no es completamente fiel y se centra más en la intriga y el thriller que en el desarrollo dramático.
 
Vamos por partes y empezamos con la ambientación ya que, a pesar que el diseño de producción y la decoración tienen detrás a Sylvia Steninbrecht y Mireia Cuso, es que no hay atmósfera, visualmente no es correcta, es todo como tramposo, la concepción de su director de contar la historia como puzzle que hay que resolver da pereza, hay piruetas y tirabuzones, tirar de truquitos, y la única preocupación radica en hacer carambolas. Creo que estaba tan preocupado por los giros de guion que ni siquiera se ha parado a reflexionar en cómo hacer que el apartado visual contribuya a construir una atmósfera tensa y malsana.
Respecto a los habitantes del manicomio, lo mismo podría ser una cárcel o un internado o cualquier otro lugar, y no cambiaría nada ya que la enfermedad mental solo es usada como elemento dinamizador de la trama protagonista, pero no llegamos a conocer a nadie ni a ninguna de sus patologías.


Oriol, como en todas sus películas anteriores, sigue el mismo patrón: marear un poco para dar la sensación de una trama inteligente y por lo rebuscada (por no decir absurda), y luego explicarlo todo de forma condescendiente a través de pura exposición y flashback. El malo que parezca malo y el bueno que parezca bueno para que al final todo sea al revés. Y por supuesto descartemos cualquier hecho o carácter que merezca reflexión o descripción, porque eso no entretiene. Y por último, el elenco de actores, Barbara Lennie da muy bien el perfil pero sobreactúa su personaje, lo mismo que Eduard Fernandez en su personaje paranoico de director insensible y corrupto, bastante plano en su personaje de médico Loreto Mauleón, su personaje no tiene mucha relevancia, sí que hay que dar relevancia al papel de Pablo Derqui, lo mejor con diferencia.

La segunda película del día ha sido "Garbura" de Josip Zuvan. Antonio y Nikola, amigos inseparables, viven uno frente al otro y comparten su afición por la pirotecnia y los teléfonos móviles. Sus familias llevan años en conflicto por un problema de fácil solución: el agua que fluye de la casa de arriba a la de abajo. La amistad de los chicos, a punto de entrar en la pubertad, se pone a prueba en Navidad, cuando sus familias descubren secretos e intereses mucho más peligrosos, y el agua consigue que el odio de los adultos se transmita a los niños.


Quizás lo mejor que podíamos decir de esta coproducción entre Croacia y Serbia es que pasas el rato, es sincera y honesta. Dura 112 minutos y podía haber quedado mejor suprimiendo metraje, por la reiteración de las escenas que no conducen a nada. Y una lluvia constante, y nosotros sin paraguas en las butacas.
 
Y nos vamos a almorzar para los dos platos fuerte de la tarde noche. La primera lleva por título "Marlowe". A finales de los años 30, en los bajos fondos de Los Ángeles, una rica y bella heredera encarga a Marlowe que busque a su antiguo amante, que ha desaparecido. Pronto descubre que tras la desaparición de ese hombre hay una red corrupta que le pone en el punto de mira de algunos de los mandatarios más acomodados y peligrosos de la ciudad.

Su director Neil Jordan ha facturado una rememoración de los años 40, el legado de Raymond Chandler, una adaptación de su obra a través del novelista irlandés John Banville con "La rubia de ojos negros" en el 2014. Es muy difícil, por no decir imposible, comparar a Lian Neeson con sus antecesores Humphey Bogart, Robert Mitchum, James Garner, Elliott Gould y sus respectivas películas "El sueño eterno", las dos versiones de "Adiós Muñeca" e "Historia de un detective".


En esta aventura de detectives el director de fotografía utiliza un filtro amarillo para darle un aire crepuscular, apropiado a la época. Estamos hablando de 1939 y Marlowe es una figura cansada y vieja, más inclinado hacia sus encogimientos de hombros y sus andares lentos y pesados. Está eternamente agotado, en una escena de la película dice que "soy demasiado viejo para esto", y lo que lo hace aburrida es que no tiene intriga. Su misterio se resuelve con demasiada facilidad, y su motivación es demasiado turbia para pasar la prueba. Se muestra distante y desinteresado, y sobre todo no arriesga con ideas históricas o políticas propias. Jordan tenía que haber cuidado más los diálogos, no hay chispa. Todo es un ir y venir de todos los personajes sin verdaderos motivos. Una verdadera lastima impropia de su director.


El festival, como en ediciones anteriores, nos tiene reservada la película sorpresa que no fue tal sorpresa porque ya fue desvelada días atrás, y con la presencia de su protagonista Ana de Armas. Estamos hablando de "Blonde". Basada en el bestseller de la cinco veces finalista al Premio Pulitzer, Joyce Carol Oates, "Blonde" es la historia personal audazmente reinventada de la sex symbol más famosa del mundo, Marilyn Monroe. La película es un retrato ficticio de la modelo, actriz y cantante durante los años 50 y 60, contada a través de la mirada moderna de la cultura de las celebridades.

Su director es el neozerlandes Andrew Dominik. Han pasado veinticuatro años desde su debut, y en ese tiempo solo ha dirigido cuatro largometrajes de ficción. Reimaginó a su manera a un personaje legendario del Far West con "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford"  (2007) y repitió con Brad Pitt en "Mátalos suavemente" (2012). En esta ocasión es su primera película no documental en 10 años, una verdadera ficción biográfica, que es coger una figura célebre y a partir de ahí, crear una narrativa ficticia a su alrededor que a menudo poco o nada tiene que ver con la realidad, sin ningún rigor histórico.


Su aspecto visual, ese cambio constante de color a blanco y negro, cámaras lentas, planos con ojo de pez, con escenas imponentes y otras que nos da dolor de cabeza, esa hipnótica sucesión de imágenes.
Después está el tono, profundamente triste, sombría, narrando principalmente la trágica vida, los miedos de Norma Jean marcando un gran contraste con Marilyn, separando ambas personalidades y amplificando, distorsionando y exagerando como si toda su vida se redujera solamente a eso, a su dolor, y nunca hubiera tenido ni un momento de alegría, felicidad o serenidad en sus treinta y tantos años de vida. Si no supiéramos nada del personaje, la conclusión sería que resulta imposible que esa mujer, débil y desgraciada, llegará jamás a conseguir algo de provecho con su vida y su profesión, y menos llegar a ser famosa.

La podremos ver como capítulos, algunos más interesantes que otros, como sus rodajes, matrimonios, su relación con el presidente, la escena inicial con su madre, junto a un incendio y una bañera,...
Ana de Armas hace un buen trabajo durante más de tres horas de un excesivo metraje. La voz y el acento son muy conseguidos, de un modo intenso, veraz y expresivo, un papel total para su lucimiento con un trabajo de caracterización y maquillaje prodigioso.


En fin, una película muy pedante que intenta disfrazar mediante elementos supuestamente subversivos, su mediocridad. Un relato inconexo sin apenas argumentos, un viaje entre fotografías.
Una auténtica decepción, salgo del Teatro Principal intentando borrar lo visto, y llevando a mi imaginación mientras voy andando , con ese mito de "Con faldas y a lo Loco" con "La tentación vive arriba" o con "Vidas Rebeldes" escuchando las olas en la playa de la Concha. Sublime.

José Antonio Díaz

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